Patrick Rothfuss ya escribe en el prefacio de esta novela que quizás no queramos comprar esta novela y que es mejor empezar a leer El nombre del viento o El temor de un hombre sabio antes de leer esto. No sé si estas palabras del prólogo son una mera recomendación o la inseguridad del autor ante una obra diferente y, seamos sinceros, de mucha menos calidad literaria que sus antecesoras.
El enfoque de la novela es diametralmente opuesto a la estructura típica de una novela, y si quieres que de ese planteamiento surja el éxito debes ser un genio. ¿Es Rothfuss un fuera de serie? Probablemente, pero no en esta novela. Renunciar a que una novela tenga introducción, nudo y desenlace y que resulte satisfactoria es muy difícil. La sensibilidad de la protagonista, Auri, y su obsesión por el orden están muy presentes en todo momento , pero esas características debieran servir para ayudar a la trama, no para ser lo único sobre lo que pivota la novela. Hacer gala de un lenguaje poético porque sí, sin razón de ser, carece de lógica.
Para mí, como lector de sus dos obras de la Crónica de El asesino de Reyes, es un tropezón, no sólo por la carencia de argumento, sino porque aporta poco a Auri, uno de los personajes más queridos de las dos novelas anteriormente citadas.
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