7 de diciembre de 2021

Mi amigo "Garri"

Con ojos apagados, cabeza gacha y paso vacilante camino de manera pausada mientras trato de digerir la dolorosa derrota. Es tan difícil destruir a tu oponente y tan sencillo acabar contigo mismo…

Lo peor es que, incluso después de suicidarme en el tablero, no puedo parar de flagelarme una y otra vez con mis pensamientos. Los pocos pasos que separan la sala de juego del vestíbulo parecen centenares de kilómetros.

Entonces salgo del local y Garrido, mi compañero de club me pregunta por el resultado. El bueno de Garrido, “Garri” para los amigos, sigue todas mis partidas desde hace tiempo. Hemos compartido equipo en la liga y no duda en analizar conmigo para aportarme ideas, buscar la verdad y tratar de enriquecer mi juego.

A pesar de encadenar 12 partidas seguidas evaluadas para Elo FIDE sin perder, con un saldo de diez victorias y dos tablas, me ha ayudado a no dormirme en los laureles y a tratar de mostrar el mejor nivel. No ha habido fase de juego de mis partidas que no haya comentado, haciendo siempre uso de la ironía que le caracteriza.

Hasta ahora pensaba que ése era “Garri”, el tipo irónico, pillo, que disfrutaba haciendo comentarios punzantes. Todavía recuerdo como me llamaba “tercerilla” hace ya más de 15 años. Nunca lo hizo para hacerme daño sino para vacilar, deporte que le gusta incluso más que al ajedrez.

A su pregunta no puedo más que mostrarle el pulgar hacía abajo. Los ojos de mi compañero de club se apagan por un instante y en ellos no veo rastro de su habitual picardía. “Garri” sabe, como yo, que no es momento para chistes.  Intenta quitarle hierro al asunto diciendo que no pasa nada, y en realidad es cierto. Lo que ocurre es que él sabe, al igual que yo, lo duro que es perder dos partidas consecutivas. Más aún cuando en esta última jugué bien la apertura y el medio juego, haciendo una transición correcta y desarrollando los planes derivados de las primeras jugadas.

“Garri” me pregunta por qué no he cambiado el alfil de casillas blancas antes de comer en d6. Su pregunta hace que, de manera repentina, todas las piezas del puzle encajen en mi cabeza. Tras unirse empiezan a doler porque he visto la variante y he elegido otra que, si bien no perdía, mantenía a mi rival con el recurso que tenía en la posición. Me comenta que ganaba al menos un peón, si no dos, y que la posición de mi adversario se derrumbaba. Me mantengo en silencio porque yo también lo estoy viendo en mi cabeza, de hecho, tengo la posición tatuada en el cerebro. Une petite combinaison que diría Capablanca.

De alguna manera llegamos a la cafetería y, sin mediar palabra, “Garri” me dice que he jugado muy bien a pesar de perder y que si consigo jugar a ese nivel tengo muchas opciones de ganar las tres últimas e incluso subir a Preferente. En realidad, yo no estaba pensando en ascender de categoría, sino en mostrar mi mejor versión y disfrutar. La cuestión es que hoy no lo he dado durante todo el encuentro y por eso estoy sufriendo tanto. Las palabras de “Garri” me reconfortan, hoy ha mostrado un lado humano y sensible que desconocía.

Ése es “Garri”, el hombre que siempre tiene dificultades para atarse el cinturón de seguridad, hace comentarios que sólo entiende él, vacila, emplea todo el rato el sarcasmo y va corriendo hacia la sala de juego incluso si el árbitro le ha avisado de que no va a venir su rival. Así es “Garri”, mi amigo.

 

5 comentarios:

  1. ��������

    ResponderEliminar
  2. Lo anterior querían ser emojis de aplausos

    ResponderEliminar
  3. Así es el bueno de Garri, un tipo sencillo y gran persona :)
    Buen compañero de viaje para digerir esas duras derrotas.
    Mucho ánimo a los dos en el torneo!

    ResponderEliminar