Ningún campeón del mundo ha encandilado al mundo del ajedrez como lo hizo Mihail Tal. Su reinado fue breve, pero en su época la estrella de Tal ardía con una intensidad desconocida. Con sus combinaciones y sus sacrificios intuitivos, el joven Tal arrolló a sus rivales y emocionó al mundo del ajedrez con su arriesgado juego de ataque sin concesiones, que inspiró a muchos jugadores a intentar emularle. Esta es una de sus fotografías que más me gustan, pues recoge muy bien el carácter jovial del genial jugador letón.
Cualquier persona podría convertirse en compañero de Tal en el torneo relámpago: tanto un Gran Maestro como un joven jugador de ajedrez (en este caso, el candidato a maestro Dmitry Gnessin).
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