Varias personas me han preguntado esta semana sobre cómo pueden mejorar en ajedrez. Como si yo fuera una especie de gurú o tuviera una receta mágica, ni lo soy ni tengo recetas sencillas, de hecho, soy un jugador de ajedrez mediocre. Sin embargo, una y otra vez vuelven a la carga y preguntan, como si tuviera la capacidad de mejorar su nivel con cuatro consejos rápidos. Pues bien, aquí está la respuesta: no hay atajos. Si quieres progresar debe haber compromiso, pasión y voluntad. Nadie va a poder ayudarte con cuatro consejos rápidos, quizás te enseñen una idea de apertura, un final teórico o una partida instructiva, pero nadie va a hacerte mejorar significativamente si tú no te involucras.
Parece mentira que tenga que estar escribiendo sobre esto, no se me ocurre nada que merezca la pena que se consiga sin esfuerzo. Lo más sorprendente es que estas preguntas vienen con frecuencia de gente adulta. Piensa por un momento, ¿criaste a tu hijo sin esfuerzo?, ¿estudiaste aquella carrera sin esfuerzo?, ¿publicaste aquel libro sin esfuerzo?, ¿corriste la media maratón sin esfuerzo?, ¿obtuviste tu empleo sin esfuerzo? Más honesto es preguntarse: ¿quiero realmente mejorar?, ¿cuánto tiempo puedo y estoy dispuesto a dedicarle a mi mejora? Y a partir de ahí construir, porque quizás así te des cuenta de que en realidad tienes otras prioridades. O descubras que, a pesar de querer involucrarte, sólo dispones de dos horas semanales para entrenar. O igual no, igual dispones de 10 horas semanales y toda la motivación y disciplina necesarias para trabajar. En cualquier caso, sé honesto contigo mismo.
Si quieres progresar tienes que tener un compromiso, porque al ajedrez competitivo es cruel como la propia vida. Cuando quieres mejorar pero no trabajas los resultados se encargan de enseñarte cómo funciona esto. Por si todo esto fuera poco, siento informarte de que el progreso en ajedrez no es lineal. Puedes trabajar por semanas e incluso meses y no ver resultados significativos. Sin embargo, éstos antes o después terminan llegando. Tienes que apostar por ti mismo y comprometerte. Obviamente, hay variables como tu edad, tu talento o tu capacidad de concentración, entre otras muchas, que van a jugar un papel importante en cuánto y cuan rápido mejoras.
Las incógnitas que se te presentan son dos, no sabes hasta dónde vas a llegar a pesar de tu esfuerzo y tienes miedo de fracasar. La cuestión es que nadie sabe cuál es el límite de su capacidad. Piensa en cualquiera de los grandes maestros que jugarán el candidatos el próximo mes de marzo, se están preparando a tope a pesar de no saber cuál será el resultado, pero es que eso es lo de menos. Lo importante es que cuando acabe la competición no se queden con la sensación de poder haber hecho más. Ésa es una de las peores sensaciones con las que puedes quedarte cuando te tomas algo en serio. La cuestión vuelve a ser: ¿tú realmente te tomas tu preparación en serio?
Por otra parte, el miedo a fracasar es normal, de todas maneras, si eres honesto y te comprometes activamente con tu mejora no habrás fracasado aunque no alcances tus objetivos. Ahí va otra obviedad, no te plantees metas imposibles. Si tienes 40 años y 1850 de Elo FIDE lo más probable es que no vayas a ser gran maestro, a no ser que dejes todo y te pongas a ello (y quizás ni con ésas). ¿No es más honesto proponerte realizar media hora de ejercicios de táctica de lunes a viernes, siguiendo el método del pájaro carpintero, e intentar subir 50 puntos Elo en un año? A mí me lo parece, además, marcarte pequeños objetivos en un periodo determinado de tiempo te permite evaluar el progreso.
Con marcarte pequeños objetivos no quiero decir que dejes de soñar, pero sé un soñador con los pies en el suelo. Los objetivos grandes se dividen en pequeños, al igual que los caminos largos se comienzan con un primer paso. No quiero que esta entrada se parezca a un manual de autoayuda, pero es que me cabrea esa cultura de querer lograr cuestiones importantes sin esfuerzo. No sé si nace de la gratificación instantánea de las redes sociales o de la superficialidad de esta sociedad. Si es importante para ti lucha por ello, pero deja de buscar soluciones fáciles.
La otra opción es considerar el ajedrez como un pasatiempo, algo tan loable como tomárselo como una disciplina en la que te involucras activamente y quieres mejorar. Ahora bien, si el juego es un mero ocio para socializar, viajar o mantener tu cerebro activo recuerda no tomártelo demasiado en serio. Entiendo que te sienta mal perder una partida que tuvieras ganada, a mí me pasaba, pero no vayas pregonando tu enfado durante semanas o meses. De nuevo, sé honesto contigo mismo, si no dedicas tiempo al juego no le exijas que te devuelva resultados.
Me despido, esperando que en vez de consejos ajedrecísticos me pidan palabras bonitas: ¡¡Nefelibato!! ¡¡Cacahuete!! ¡¡Cucurucho!! ¡¡Vaguido!! ¡¡Sorbete de limón!!
Uno de tus mejores artículos, Jontxu. Totalmente de acuerdo contigo
ResponderEliminarPero el otro día nos hablaste de Shereshevsky y aquí mencionas al carpintero.
ResponderEliminarNo son recetas mágicas pero alumbras nuestro camino. Eres nuestro gurú :)
Pd: uno de nuestros gurús, pero quedaba más bonito así.