21 de diciembre de 2025

Carta a un joven y excelente ajedrecista que ha perdido la motivación

Un joven muy agradable y con un nivel de ajedrez excelente, que no sé ni cómo ha conseguido mi número teléfono, me escribió hace poco por Whats App a raíz de la entrada que escribí el otro día, en la que planteaba que hay que tomar la decisión de si tomarse el ajedrez en serio o como un mero entretenimiento. Él me comentaba que estaba con muy poco ánimo ya que, a pesar de haber estado entrenando, los resultados en sus últimos torneos de ajedrez no estaban acompañando demasiado. Dentro de poco tiene que acometer algunas competiciones, así que voy a aprovechar para responder por aquí sin revelar su identidad, e intentar que este texto sirva como motivación para toda persona que quiera inspirarse.

Desde hace ya mucho tiempo soy muy crítico con la gratificación instantánea que abunda en nuestra sociedad. La dinámica de las redes sociales, con la búsqueda permanente de la validación externa, el consumismo exacerbado, de todo tipo de productos que ni siquiera necesitamos, o las apuestas deportivas son sólo un ejemplo de todo esto. Todas estas actividades no buscan más que la activación de nuestros circuitos de dopamina, de placer instantáneo.  Sin embargo, tareas más complicadas como formarte, leer o estudiar ajedrez no proporcionan ese chute dopaminérgico tan poderoso y nos cuesta ponernos con ellas. Lo curioso es que son estos objetivos a medio-largo plazo los que realmente nos hacen crecer. Hay dos características que tenemos que tener para poder ponernos con esto: disciplina y madurez emocional.

He leído muchas definiciones de disciplina, la que mas me gusta es: “la disciplina es hacer las cosas que no te gustan como si te gustasen”. La variable ligada estrechamente con la disciplina es la constancia, hay que ser capaces de trabajar a diario para lograr nuestros objetivos a medio o largo plazo. Es difícil trabajar sin desfallecer porque incluso las pequeñas gestas tienen muchos obstáculos por el camino. En el caso del trabajo en ajedrez puede que tus resultados no acompañen siempre a tu duro trabajo en algún torneo en concreto, sin embargo, creo que eventualmente los resultados terminan llegando, además, si no llegan nadie te va a quitar la satisfacción del trabajo bien hecho. La disciplina por definición exige rigor y sacrificio.

Recuerdo que a comienzos de 2022, cuando me quedaba muy poco para entregar mi tesis doctoral, la universidad me asestó un golpe contundente e injusto (no el primero que me había comido en la academia, pero sí el más doloroso y cruel). Quienes cursan sus estudios de tercer grado nunca transitan por un camino fácil, pero lo que me ocurrió creo que hubiera desalentado a la mayoría de doctorandos. En cualquier caso, a mí aquello me fortaleció aún más, seguí trabajando a diario en la redacción y análisis estadístico, continúe leyendo artículos académicos y repasando el trabajo que ya había realizado. Como mi dedicación era parcial, es decir, como no estaba sólo dedicado al doctorado, trabajaba durante 7 horas y cuarto en mi empleo habitual en Bilbao y, en mis ratos libres, seguía adelante con mi tesis. Trabajé como un enfermo, por la mañana, por la tarde, por la noche, siempre que podía. Me enfoqué en alcanzar ese fantasma llamado excelencia, es decir, en hacerlo lo mejor posible. Y eso es lo que tienes que hacer tú, pues si das lo mejor de ti y no consigues tus objetivos no tienes nada que reprocharte. No hay nada más gratificante que saber que hiciste todo lo que estaba en tu mano.

Creo que el trabajo en ajedrez a nivel bajo o medio es como estudiar un grado, tienes que aprender patrones tácticos, conocer finales teóricos, absorber conocimientos de partidas… En la carrera cuentas con muchos recursos: libros, apuntes, grupos de estudio, tutorías, etc. En el ajedrez también: libros, bases de datos, módulos, videos… Sin embargo, a alto nivel es un poco como hacer un doctorado, en el sentido que es un camino en solitario en el que tienes que aportar conocimiento, como buscar nuevas ideas en la apertura, revivir algunas viejas buscando el factor sorpresa o estudiar en qué situaciones tu rival se encuentra incómodo. Es verdad que durante tus años como doctorando cuentas con alguien que te dirige la tesis, al igual que el ajedrecista que cuenta con un entrenador que le guía. La cuestión es que el trabajo lo tienes que hacer tú, puedes tener el mejor director o entrenador, pero si tú no haces lo que debes no vas a llegar a buen puerto.

El otro factor es la madurez emocional, que defino como el estado que alcanzas cuando sabes quién eres, cuáles son tus valores y vives siendo consecuente con ellos. No sé si es la mejor definición, pero es la mía. En cualquier caso, no se alcanza de la noche a la mañana, de hecho, me da la sensación de que hay quien no la alcanza nunca. Tal y como he vinculado la disciplina con la constancia, vinculo la madurez emocional con la coherencia. Ésta es indispensable para alinear tus propósitos y valores con las tareas que realizas; hay demasiada gente que promete mucho, pero hace poco o no demuestra lo que dice.

Como comentaba, la madurez emocional se adquiere con experiencia, a base de aprender de experiencias vitales pasadas, tanto buenas como malas. De hecho, éstas últimas son las que más sabiduría nos suelen aportar. Así que en vez de tomar los malos resultados en torneos recientes como una decepción, hay que intentar tomárselos como un acicate para crecer.  Obviamente no es fácil comerte derrotas cuando has estado trabajando duro, pero si sigues haciéndolo irás más preparado al próximo torneo. Y aquí realmente volvemos a lo expuesto en la anterior entrada, ¿realmente quieres trabajar en ajedrez? Si tu compromiso es genuino continúa adelante, pase lo que pase. Eres muy joven y aprenderás mucho de este ascenso que te has propuesto,

Es lo bonito de todo el proceso, que al final te importa más el camino y lo que adquiriste al transitarlo que el resultado en sí. Al menos a mí me pasó cuando defendí la tesis doctoral, todas las loas del tribunal a mi trabajo, la nota, la candidatura a premio extraordinario… Estuvieron bien, sí, pero son sólo validación externa que si has hecho el trabajo de manera honesta aceptas con gratitud sin inflar tu ego. Lo importante es el compromiso que adquiriste y mantener los pies sobre la tierra, sabes que tienes aún mucho que aprender y que te queda mucho por crecer, es lo bonito de la vida, que nunca dejamos de hacerlo. Lo mismo te pasará a ti cuando logres la victoria en un torneo o ganes muchos puntos Elo en una competición, tendrás tu recompensa concreta, tangible. Sin embargo, no necesitas todo eso porque tú llevas tiempo alineado con tu misión, que es mejorar en ajedrez.

Otra cuestión importante, no caigas en la tentación de comparar tus progresos con los demás. En ajedrez competitivo el Elo se ha convertido en un espejo en el que todos se miran para compararse con el vecino. No deberías compararte, porque no sabes cuánto trabajo está poniendo el tipo con el que te comparas, ni sus circunstancias o talento. Compárate con tu yo de ayer, es un topicazo pero es lo mejor porque te permite evaluar tu crecimiento y reajustar tus rutinas de entrenamiento.

Por cierto, no le atribuyas peso a la suerte en tu éxito. Cuando le otorgas un lugar importante en tu carrera ajedrecística, o a cualquier otro aspecto de tu vida, le estás quitando peso a las acciones que puedes llevar a cabo tú. Lo curioso es que, en la mayoría de casos, cuando trabajas de manera coherente a lo largo del tiempo tarde o temprano la suerte pasa a visitarte.

Yin y yang 

Por último, aunque tengas el foco en el ajedrez diversifica un poco tu tiempo libre, una vida equilibrada te va a ayudar en el tablero. Conoce gente, haz actividad física, cuida tu alimentación y horas de sueño, lee sobre temas que no sean ajedrez, haz alguna locura y, sobre todo, dedica tiempo a conocer quién eres.

Cuídate mucho, sé fuerte y continúa trabajando. Lo estás haciendo muy bien. Un abrazo,

Jon

Curiosa fotografía en la que se ve boxeando al Dr. Max Euwe

 

14 de diciembre de 2025

Un texto escrito por Diego de Zuri-Baltza

Aquí os dejo un texto escrito por Diego, de Zuri-Baltza, sin realizar ningún cambio.

¡Palo! ¡Palo! ¡Otro palo! Este año que acaba no ha sido muy bueno en cuanto a resultados. Pero no vamos a escribir sólo cuando tenemos buenos resultados... porque quizá no volveríamos a escribir nunca. Y de igual manera de que si en los 64 escaques ganas o aprendes, estoy convencido de que debemos escribir, sobre todo, cuando somos derrotados.

Este año he aprendido a perder contra Sicilianas y Caro-Kanns. Inevitablemente, la primera reflexión es problemática: la experiencia es cuestión de tiempo, y de jugar y jugar. Y nuestro calendario es muy breve, aunque en las próximas semanas, con la competición por equipos, se amplíe un poco.

¿Y no basta con estudiar? Creo que la pregunta es razonable: aprendes una línea, la juegas y machacas a tu rival. Sin embargo esto no es así, porque tu rival no se ha leído el mismo libro que tú, y cuando en la tercera jugada ha hecho un movimiento extraño... ¡hay que dejar de jugar teoría! Sí, ese fue otro palo.

Así que, como varios compañeros han señalado, lo importante -y contrastamos la teoría, el mundo abstracto, con la práctica, con el mundo concreto-, es el cálculo. Y a calcular se aprende calculando, así que hay que calcular más y olvidarse -o al menos restar tiempo, a esta apertura o aquella otra-. A ver si, poniéndolo por escrito, lo interiorizamos y el año que viene no nos dejamos una pieza a los pocos movimientos de comenzar el campeonato. Sí, en la primera partida. Había que entrar en segunda por la puerta grande.

Luego fueron mejor las cosas. Claro. Pero como una vez me dijo un compañero: "bueno, sí, en la segunda lo he hecho mejor, pero es que si en la primera partida me han dado el mate del pastor...".

Contaba lo de la teoría porque, a d4, teníamos la idea de jugar... ¡eh, que este blog lo lee gente de otros clubes! Bueno, a d4 teníamos la idea de jugar cierta defensa. Y ante un d4 decidí jugar esa defensa. En algún momento hay que tirarse al barro y jugar. Si esperas a estar lo suficientemente preparado no vas a jugar nunca. Y mi rival "se equivocó", e hizo otras movidas que no eran las que debía hacer. Así que aquel día mostré que había estudiado la defensa. Y vaya, me hicieron papillita en un rato. Creía que me quedaría en una posición a partir de la cual jugar. Pero mi posición no dio más que para jugar a coger una pala y cavar una fosa.

Aquel día, la derrota más estrepitosa, mi rival parecía Magnus disfrazado. Cuando acabamos de jugar repasamos la partida. Entre lo que él me contó y lo que vimos la semana siguiente en el club, tomé bastantes notas. Dos semanas más tarde mi respuesta, ante 1.d4 y 2.Cf3 fue otra. ¿Mi rival? ¿Casualidad? Otro jugador del club de Magnus. Mi defensa improvisada sólo sirvió para obtener unas tablas. Finalizada la partida, y repasándola con mi rival, este me preguntó: "¿pero tú no jugabas otra defensa?".

Y a pesar de todo, ya están en el casillero los primeros puntos ganados en segunda. El año que viene pelearemos por más puntos, con más experiencia y entrenamiento por el camino. Con el agradecimiento, nuevamente, a mis compañeros del club y, de forma especial, a quienes han dedicado parte del tiempo de su vida a ver mis partidas y analizarlas junto a mí para ayudarme a aprender de mis errores; y también al pequeño grupito que no sólo juega, sino que estudia, y especialmente a quienes más saben y nos ponen a estudiar al resto: Iñaki, Julen, Padilla. ¡Seguimos!

Diego,diciembre de 2025

Kasparov haciendo magia

 Garry Kasparov's Kasparovchess Launches Masterclass Series - The Pollack  Group

8 de diciembre de 2025

Toma una decisión sobre tu ajedrez: ocio o compromiso

Varias personas me han preguntado esta semana sobre cómo pueden mejorar en ajedrez. Como si yo fuera una especie de gurú o tuviera una receta mágica, ni lo soy ni tengo recetas sencillas, de hecho, soy un jugador de ajedrez mediocre. Sin embargo, una y otra vez vuelven a la carga y preguntan, como si tuviera la capacidad de mejorar su nivel con cuatro consejos rápidos. Pues bien, aquí está la respuesta: no hay atajos. Si quieres progresar debe haber compromiso, pasión y voluntad. Nadie va a poder ayudarte con cuatro consejos rápidos, quizás te enseñen una idea de apertura, un final teórico o una partida instructiva, pero nadie va a hacerte mejorar significativamente si tú no te involucras.

Parece mentira que tenga que estar escribiendo sobre esto, no se me ocurre nada que merezca la pena que se consiga sin esfuerzo. Lo más sorprendente es que estas preguntas vienen con frecuencia de gente adulta. Piensa por un momento, ¿criaste a tu hijo sin esfuerzo?, ¿estudiaste aquella carrera sin esfuerzo?, ¿publicaste aquel libro sin esfuerzo?, ¿corriste la media maratón sin esfuerzo?, ¿obtuviste tu empleo sin esfuerzo? Más honesto es preguntarse: ¿quiero realmente mejorar?, ¿cuánto tiempo puedo y estoy dispuesto a dedicarle a mi mejora? Y a partir de ahí construir, porque quizás así te des cuenta de que en realidad tienes otras prioridades. O descubras que, a pesar de querer involucrarte, sólo dispones de dos horas semanales para entrenar. O igual no, igual dispones de 10 horas semanales y toda la motivación y disciplina necesarias para trabajar. En cualquier caso, sé honesto contigo mismo.

Si quieres progresar tienes que tener un compromiso, porque al ajedrez competitivo es cruel como la propia vida. Cuando quieres mejorar pero no trabajas los resultados se encargan de enseñarte cómo funciona esto. Por si todo esto fuera poco, siento informarte de que el progreso en ajedrez no es lineal. Puedes trabajar por semanas e incluso meses y no ver resultados significativos. Sin embargo, éstos antes o después terminan llegando. Tienes que apostar por ti mismo y comprometerte. Obviamente, hay variables como tu edad, tu talento o tu capacidad de concentración, entre otras muchas, que van a jugar un papel importante en cuánto y cuan rápido mejoras.

Las incógnitas que se te presentan son dos, no sabes hasta dónde vas a llegar a pesar de tu esfuerzo y tienes miedo de fracasar. La cuestión es que nadie sabe cuál es el límite de su capacidad. Piensa en cualquiera de los grandes maestros que jugarán el candidatos el próximo mes de marzo, se están preparando a tope a pesar de no saber cuál será el resultado, pero es que eso es lo de menos. Lo importante es que cuando acabe la competición no se queden con la sensación de poder haber hecho más. Ésa es una de las peores sensaciones con las que puedes quedarte cuando te tomas algo en serio. La cuestión vuelve a ser: ¿tú realmente te tomas tu preparación en serio? 

Por otra parte, el miedo a fracasar es normal, de todas maneras, si eres honesto y te comprometes activamente con tu mejora no habrás fracasado aunque no alcances tus objetivos. Ahí va otra obviedad, no te plantees metas imposibles. Si tienes 40 años y 1850 de Elo FIDE  lo más probable es que no vayas a ser gran maestro, a no ser que dejes todo y te pongas a ello (y quizás ni con ésas). ¿No es más honesto proponerte realizar media hora de ejercicios de táctica de lunes a viernes, siguiendo el método del pájaro carpintero, e intentar subir 50 puntos Elo en un año?  A mí me lo parece, además, marcarte pequeños objetivos en un periodo determinado de tiempo te permite evaluar el progreso.

Pájaro carpintero o Picidae - Características, hábitat y alimentación 

Con marcarte pequeños objetivos no quiero decir que dejes de soñar, pero sé un soñador con los pies en el suelo. Los objetivos grandes se dividen en pequeños, al igual que los caminos largos se comienzan con un primer paso. No quiero que esta entrada se parezca a un manual de autoayuda, pero es que me cabrea esa cultura de querer lograr cuestiones importantes sin esfuerzo. No sé si nace de la gratificación instantánea de las redes sociales o de la superficialidad de esta sociedad. Si es importante para ti lucha por ello, pero deja de buscar soluciones fáciles. 

La otra opción es considerar el ajedrez como un pasatiempo, algo tan loable como tomárselo como una disciplina en la que te involucras activamente y quieres mejorar. Ahora bien, si el juego es un mero ocio para socializar, viajar o mantener tu cerebro activo recuerda no tomártelo demasiado en serio. Entiendo que te sienta mal perder una partida que tuvieras ganada, a mí me pasaba, pero no vayas pregonando tu enfado durante semanas o meses. De nuevo, sé honesto contigo mismo, si no dedicas tiempo al juego no le exijas que te devuelva resultados.

Me despido, esperando que en vez de consejos ajedrecísticos me pidan palabras bonitas: ¡¡Nefelibato!! ¡¡Cacahuete!! ¡¡Cucurucho!! ¡¡Vaguido!! ¡¡Sorbete de limón!!

7 de diciembre de 2025

Rupi Kaur es maravillosa

Rupi Kaur es una poetisa maravillosa, os recomiendo este poemario traducido por Elvira Sastre, es muy hermoso. Las ilustraciones que acompañan los textos son de una delicadeza tan singular que me encantan, una de esas obras a las que vuelves una y otra vez. 

 5 poemas de Rupi Kaur

quiero un desfile
quiero música
quiero confeti
quiero una banda de música
para los que sobrevivimos en silencio
quiero una ovación en pie
para cada persona que
se levanta y camina hacia el sol
cuando hay una sombra
que tira de ella hacia dentro